Tres días en El Palmar
(Buenavista del Norte, Tenerife)
Paulino Alonso Panero |
Detalle del tejado, repleto de
verodes,
de la casa rural "El
Molino" en El Palmar, Buenavista del Norte, Tenerife. Panasonic DMC-LC70 con Leica DC Vario-Elmarit 5.8-17.4 (equiv. 35-105mm)
f/2.8-4.9. Copyright © 2007, Paulino Alonso Panero.
Este es el pequeño relato de tres maravillosos días de la Semana Santa de
2007,
entre el 5 y el 8 de abril, que hemos pasado en la casa rural
El Molino, situada en
El Palmar, Buenavista del Norte (Tenerife). Algunas de las imágenes están
extraídas de video DVD en formato 704 x 576 y lógicamente tienen una peor
calidad, pero no por ello desmerecen, cumpliendo perfectamente su fin
ilustrativo. El resto están hechas con la cámara digital Panasonic DMC-LC70 con
Leica DC Vario-Elmarit 5.8-17.4 (equiv. 35-105mm) f/2.8-4.9 y con la cámara de
video Panasonic (en modo fotografía) VDR-M70EG con objetivo zoom - 3.8 mm - 38
mm - f/1.8-2.4. Como de costumbre, todas las imágenes podrás verlas en mayor tamaño
señalando con el ratón en cada una de ellas.
Por último, solo decirte que para cualquier sugerencia o aclaración, no dudes en
escribirme.
Paulino Alonso Panero.
Tenerife, a 9 de abril de 2007.
ÍNDICE
A mediados de febrero de este año ya me había entrado la vena viajera con
las miras puestas en la Semana Santa, que este año, incomprensiblemente, en
Canarias se quedó en un solo día de fiesta: el Viernes Santo. Por otro lado,
hacía tiempo que había descubierto la página Web
CasitasRurales.com
que desde un primer momento me había impresionado por la belleza de las casas
que ofrecía en alquiler, todas ellas situadas en El Palmar, lugar del noroeste
de la isla de Tenerife, perteneciente al municipio de Buenavista del Norte, y
donde el pasado mes de octubre habíamos parado para hacer unas compras
domingueras en el Mercadillo del Agricultor. Así que con casi dos meses
de antelación y después de un intercambio de e-mails y llamadas
telefónicas con la dueña, efectuamos la reserva de la
Casa del Molino (imagen de la derecha), una de las tres que tiene en El Palmar.
Con mi orden proverbial, me encargo de efectuar todas las compras y organizar el
equipaje, y con mi desesperación habitual lo tengo casi todo preparado desde un
par de días antes de salir. Vamos bien provistos de todo, incluidas algunas
exquisiteces, pues la ocasión bien lo merece. Llegamos a El Palmar sobre las 6
de la tarde del jueves y con las indicaciones que nos da doña Rosa María,
encontramos la casa sin problemas. La situación es perfecta, pues está en el
mismo pueblo, con todo a mano, en una calle estrecha paralela a la carretera
general. Es un poco complicado aparcar en la misma puerta, a no ser que tengas
un Smart o algo parecido, pero a 20 metros en dirección norte, hacía el pueblo,
puedes hacerlo perfectamente, tal como puedes ver en la imagen de la izquierda.
En la misma foto, en el lado izquierdo, se puede apreciar parte de la otra casa,
la del Herrero. Cada una de las casas tiene total intimidad pues están
separadas la una de la otra por ambos patios, que a su vez, en caso de que las
alquilen un grupo de amigos o familiares, se pueden unir abriendo el gran portón
(foto de la derecha, con las cumbres de Baracán al fondo) que los divide.
La casa nos deja impresionados, y todo lo que se diga es poco, pues por
muchas fotos que veas, en la realidad gana con creces. Según nos explica doña
Rosa María, todo el diseño ha sido obra de ella; de verdad que es admirable, una
auténtica artista.
La casa tiene su propia historia ya que fue el antiguo
molino de gofio del pueblo y lugar de encuentro entre los campesinos. Aprovechando que todavía no han llegado los otros clientes, también le echamos un vistazo a la vecina Casa del Herrero, distinta en la
distribución pero igual de bonita que la nuestra. Son casas de cuento, de Hansel
y Gretel como me comentó mi sobrina Marisa cuando vio las fotos. Quizás abuse un poco de tanta
imagen de la casa, pero creo que bien valen la pena. En una primera remesa van
unas cuantas del interior; para otro día dejaré las del exterior.
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Vista parcial del salón con la puerta de entrada desde la calle y chimenea.
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Detalle de la preciosa chimenea y de la mesita del salón
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Puerta de entrada y ventana del salón-comedor, a la calle.
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Detalle del magnífico techo del salón.
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Vista de la cocina, con ventana al patio.
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Vista desde la cocina hacia el comedor.
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Vista, desde el distribuidor de los dormitorios, hacia el salón. A la
derecha, acceso a la cocina y al fondo, la puerta de salida al patio.
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Otra vista de la cocina. Véase el detalle del arco en primer plano.
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Nada más entrar desde la calle, nos encontramos con una amplia estancia que
acoge el salón y el comedor. Aquel, tiene un sofá de tres plazas de lo más
cómodo así como un magnífico sillón-mecedora y una mesita. La chimenea es la niña bonita
de la casa y la verdad que se agradece pues por las noches refresca bastante; de
todas formas, también tienes una estufa de aire caliente. A ambos lados de la
chimenea tienes cantidad de estantes repletos de objetos de lo más variopintos,
y el televisor con receptor de satélite incluido (solo canales libres FTA en
satélite Astra, más que suficiente), aunque a decir verdad no es precisamente lo
que uno viene buscando a estos lugares y ten por seguro que el mejor programa
que puedes ver es el del fuego en la chimenea. Detrás del sofá está la mesa de comedor para seis personas y
justo enfrente tenemos el acceso a la amplia cocina con un frigorífico bien
hermoso, placa de vitrocerámica y horno microondas. Justo enfrente de la puerta
de la calle nos encontramos al otro lado con la puerta de acceso al patio y al
fondo, entre la cocina y el comedor está el pequeño distribuidor de los
dormitorios y cuarto de baño.
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Dormitorio de matrimonio con ventana a la calle.
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Otra vista del dormitorio de matrimonio. Cama con colchón de látex.
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El bonito espejo del cuarto de baño.
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Otro detalle del cuarto de baño.
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Dormitorio doble con salida al patio.
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Otra vista del dormitorio doble.
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Dormitorio doble, detalle del techo.
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Otro vista del dormitorio doble.
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El distribuidor está plagado de todo tipo de curiosísimos objetos. A la
izquierda, nos encontramos con un dormitorio con dos camas individuales y acceso
directo al patio. Debido a esto, yo hubiera colocado en esta habitación el
dormitorio principal, pues resulta de lo más agradable. A la derecha del
distribuidor tenemos el dormitorio de matrimonio con una cama enorme de 2 metros
de largo por 1,60 de ancho, y con colchón de látex; no se puede pedir más. La
ventana da a la calle pero te puedo asegurar que no se escucha absolutamente
nada. Tiene una armario empotrado de lo más rústico y una especie de tocador
repleto de cachivaches; lástima que no sacamos fotos. El cuarto de baño, con
bidet incluido: ¡Aleluya! El hueco con el lavabo y el espejo es otro de los
grandes logros de la casa. Por cierto, el agua de la ducha sale con una presión
que da gusto. Como dije, en otro jornada hablaré sobre el exterior, del patio y
sus encantos, acompañado de las fotos correspondientes.
Después de colocar la ropa, avituallamiento y todo el cargamento que traemos
desde casa, nos echamos a la calle, a patear el pueblo en toda su extensión.
Primero nos dirigimos en dirección norte hacia el centro del pueblo donde se
encuentra la pequeña iglesia de la virgen de Nuestra Señora de la Consolación,
de mediados del siglo XVI, y actualmente en obras de restauración. Al lado de la
iglesia hay una especie de tanatorio donde observamos con mucho respeto a un
grupo de familiares y allegados de alguien que ha muerto. A la izquierda, pegado
a la carretera, hay un bar, que tiene todo el aspecto de ser el centro neurálgico del
pueblo (queda confirmado con lo que acabo de leer en este
documento PDF de lo más interesante), y con un nombre de lo más curioso: El
Chiringuito de la
Moncloa. Tomamos la carretera en dirección sur, hacia Masca, y pasamos por
diversos restaurantes -algo digo al respecto en otra
página de esta Web- y por el supermercado
Las Cuevas donde Eva compra un bizcochón y al que volveremos dos días
después. Como el cuerpo nos pide marcha, seguimos carretera arriba hasta llegar
al barrio de Los Pedregales donde se encuentran el mercadillo del agricultor (lo
puedes ver en la imagen de la derecha; más información
en en la foto 1-105 de la Galería de Imágenes de
Tenerife) y las oficinas del Parque Rural de Teno, de donde parte la
carretera hacia Teno Alto y el sendero que tomaremos a la mañana siguiente.
Ya hablaré más sobre el mercadillo en la jornada del domingo.
Algo más arriba del mercadillo, siempre en dirección sur hacía Masca, nos
encontramos al borde de la carretera, a nuestra derecha, con el Restaurante
El Coyuco (puedes ver la reseña en la sección
Restaurantes Preferidos, en esta misma
Web) al cual iremos a comer dos días después y al que te aconsejo no dejes de
acudir para probar, especialmente, la magnífica carne de cabra. Seguimos
subiendo y pasamos al lado de una curiosa furgoneta-bar aparcada por fuera de
una casa; al final me quedé sin saber si ese era su emplazamiento para hacer
negocio o bien la vivienda del propietario. Cruzamos enfrente para ir carretera
abajo, de vuelta hacia la casa, donde poco antes de llegar te puedes encontrar
con este bonito muro, lleno de geranios, y que da sustento a unos cultivos de vides.
El día acaba con una cena esplendorosa (para no despertarte el apetito, mejor
omito los detalles) y la correspondiente sesión de chimenea; no se puede pedir
más.
No quiero terminar esta jornada sin antes hacer referencia a las fiestas que
se celebran entre el tercer y cuarto domingo de septiembre, en honor de la
virgen de la Consolación. Especialmente, hay dos acontecimientos a resaltar:
Las Libreas y el Día de la Trilla. El
primero suele celebrarse al principio de los festejos, y el segundo suele poner
colofón a los mismos. En la imagen de la izquierda se puede apreciar la era,
situada en el barrio de Los Pedregales, donde suele desarrollarse este evento
del cual puedes ver un bonito reportaje fotográfico
en la Web amiga
olahphoto.com así como un artículo del diario
Canarias 7 sobre la fiesta del pasado año 2006. En cuanto a Las
Libreas, voy a resumir un poco lo que he encontrado buscando por aquí y por
allá.
El Valle de El Palmar aún conserva uno de los bailes más arraigados y
puristas del folclore popular canario, el Baile de Las Libreas. Las escenificaciones corren a cargo de tres parejas de bailadores, tres de
los cuales se visten de mujer, que con saltos y giros acentuados y
vivos y las manos en alto, danzan al son del tajaraste, acompañados por
la figura de «El Diablo» y de «La Diabla». La música es interpretada
por dos flautas y dos tambores. Simboliza la lucha entre «el bien», representado
por los bailadores, y «el mal», encarnado por la figura del diablo. Los
bailadores desfilan por las calles y plaza del pueblo, danzando en doble fila
enfrentada. A continuación, se enciende fuego a ambos diablos, que comienzan a
girar por la plaza. Por otra parte, el resto de los componentes permanece sin
bailar. Al finalizar la quema, el grupo abandona el lugar al ritmo del
tajaraste. El recurso del fuego es como purificador y sirve para ahuyentar y
hacer desaparecer todos los males simbolizados por la figura del diablo. Su
origen resulta un tanto confuso, quizás del siglo XVII, y lo más probable es que la tradición
venga de los bailes que hacían los criados, con las libreas de sus
señores, en el día de la fiesta. Do todas formas, hay teorías para todos los
gustos y si te interesa, puedes encontrar más información sobre el tema
en un artículo del periódico
El Día, de donde
he tomado buena parte de la información, así como en este
blog y sobre todo en el estudio efectuado por Estanislao González y que aparece
en
Bienmesabe.org.
Viernes Santo, amanece un día esplendoroso, quizás más de la cuenta para
soportar lo que nos espera. Con la tranquilidad que reina en la casa y
alrededores, nos despertamos bastante tarde y hasta las diez y media de la
mañana no llegamos a Los Pedregales, de donde parte el sendero que va hasta Teno
Alto. Es una lástima que la oficina de información solo esté abierta de lunes a
viernes, y solo días laborables, así que nos vemos obligados a preguntarle a un
grupo de excursionistas que vemos por allí. Uno de ellos nos comenta que dado lo
tarde que es y con el sol que está pegando, quizás sea demasiado dura la subida;
ellos, como tienen dos coches, van a ir primero hasta Teno Alto por carretera y
después volver andando, pero ese no es nuestro caso, así que con mucha decisión,
nos encaminamos hacía el comienzo del sendero, donde nos esperan casi 11
kilómetros de dura marcha, entre ir y volver.
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Barrio de Los Pedregales, comienzo de la carretera a Teno Alto
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Mercadillo del agricultor y oficinas del Parque Rural de Teno.
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Alrededores del comienzo del sendero.
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Comienzo del sendero hacia Teno Alto.
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La ruta que vamos a emprender discurre por el denominado Callejón de Teno.
Después de haber escrito el relato, la Oficina de Gestión del Parque Rural de Teno
(teléfono 922-128-032)
me ha proporcionado, muy amablemente, un archivo en formato PDF de un folleto
informativo sobre la ruta, editado por dicha oficina y por el
Cabildo de
Tenerife. Así pues, antes de continuar, transcribo la información que aparece en
el
folleto; también puedes ver el mapa de la ruta en la imagen de la derecha.
Este camino representó
la única vía de
comunicación entre
El Palmar y Teno
hasta hace unas
décadas. Los vecinos
y vecinas lo recorrían
a pie para llegar
hasta sus casas, sus
huertas, para comprar o intercambiar productos.
A lo largo del trayecto, podrás imaginarte cómo era la vida en
estos lugares y descubrirás que, en muchos aspectos, ese
mundo rural sigue presente.
Además, te acercarás sucesivamente a diferentes tipos de
vegetación, adaptada a cada lugar: desde las plantas rupícolas,
que viven en las abruptas laderas, hasta el frondoso y húmedo
bosque del Monteverde, que ocupa las suaves lomas y
vaguadas de la Meseta de Teno.
Por último, llegarás a Los Bailaderos, un caserío con fuerte
sabor tradicional, tanto en su arquitectura como en sus productos
locales, entre los que destaca el queso, el vino, la miel
y el azafrán.
Duración aproximada: 3 h.
Longitud aproximada: 4.800 metros.
Características: Fuerte desnivel al comienzo del itinerario desde El Palmar,
con zonas que pueden resultar resbaladizas si están húmedas. El resto del
recorrido es muy cómodo.
Dificultad: Media.
Clima: Se va haciendo más fresco y húmedo según se asciende. Son posibles
los cambios bruscos de temperatura y las lluvias.
Material recomendable: Calzado fuerte y cómodo para caminar, algo de
abrigo, chubasquero y gorra para el sol, protección solar, agua y algo de
comer. Pueden ser útiles unos bastones.
No existe transporte público regular en Los Bailaderos, por ello, te recomendamos
que conciertes la recogida en taxi o que dejes un vehículo al final de la
ruta antes de comenzar a andar.
Corresponde al sendero insular PR-TF 57.
Si quieres profundizar más, existe un cuadernillo interpretativo de
este itinerario. Pregunta en los Puntos de Información.
El sendero, si mal no recuerdo,
comienza en línea recta durante unos 1.400
metros, con una ligera pendiente bastante asequible. Todo el camino es muy
seguro, está muy
bien indicado y no tienes posibilidad de perderte. Después
de esa distancia, se atraviesa la carretera y comienza la dura subida de casi un
kilómetro de longitud. La vegetación durante el camino es cambiante, habiendo
incluso algunos tramos sombríos de bosque frondoso. Nuestra referencia para llegar a la cumbre van
a ser las antenas que puedes ver en las fotos. La visión del Teide es
impresionante; lástima que esa nube nos tapa la visión del cráter,
aunque mirándolo con buenos ojos quizás le de un cierto aire mágico y misterioso. Un
consejo: procura ir bien provisto de agua pues no hay fuente alguna en todo el
camino y una vez llegado a la meta, en Los Bailaderos (Teno Alto), mi consejo es que tomes vino
fresquito mejor que agua.
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Cruces en el sendero ¿Quizás recordando a fallecidos en este paraje?
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Vista del Valle de El Palmar después de haber recorrido 1.600 metros de
sendero.
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Las antenas, un poco más cerca.
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Muestra de la vegetación casi llegando a la cumbre.
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Otra muestra de la vegetación.
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Ya casi podemos tocar las antenas con las manos
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Vista del Teide con el mar de nubes tapando el cráter.
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Cada vez más cerca.
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Por fin llegamos a la mitad del camino de ida, 2.400 metros, tal como puedes
ver en los carteles de la foto. En este punto te encuentras muy cerca de la
carretera, por si te arrepientes y decides volver. A partir de aquí el sendero es un continuo baja
y sube, vamos que cuando piensas que ya has pasado lo peor con el famoso
tramo de fuerte pendiente, el suplicio, aunque algo más leve,
continúa. Todo ello queda compensado con la magnífica vegetación que nos rodea,
bastante umbría, y
las vistas que tienes hacia la isla de La Palma primero y hacia Teno Alto
después. Por fin llega un momento que se comienza a atisbar algo de
civilización; enfrente vemos unas casas (caserío de La Abejera) con corrales de cabras en su entorno y
en los aledaños del sendero observamos unas cuantas huertas en plena producción.
Y después de casi dos horas y cerca de cinco kilómetros, llegamos a la ermita
que nos da la bienvenida al caserío de Los Bailaderos (Teno Alto).
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A mitad del camino de ida.
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Al otro lado de la cumbre ya se puede atisbar la isla de La Palma.
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Las primeras casas del caserío de Teno Alto.
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Y por fin. la ermita nos da la bienvenida.
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En el caserío, tienes un par de sitios donde comprar el afamado queso de
cabra de la comarca, requesón, miel y demás viandas, pero en nuestro caso,
dado que, al no haber transporte público tenemos que volver andando, optamos por dejar
las compras para el último día, en el mercadillo del agricultor. Queda poco para
la una de la tarde y con la caminata que nos hemos pegado, el hambre y la sed
aprietan fuerte. En el Bar Los Bailaderos, conseguimos saciar
nuestras necesidades. No dejes de probar el cabrito (9€ el plato), el queso (3€
el plato) y el vino fresquito (6€ el litro). En nuestro caso, solo pedimos un
plato de cabrito para los dos, por aquello de no estar demasiado pesados para la vuelta. ¡Ah!, muy importante para no llevarte sorpresas, tienen carta
de precios actualizada.
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Placas conmemorativas por fuera de la ermita.
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Reponiendo fuerzas. Mira qué cabrito más rico.
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Exterior del Bar Los Bailaderos.
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Casas en Teno Alto.
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Tras dar una vueltita por el caserío, nos disponemos a tomar el camino de
regreso. En principio la idea es hacer la primera parte por el sendero, hasta
llegar a mitad de camino. Una vez aquí, donde están los famosos cartelitos de
los 2,4 kilómetros, tomamos la carretera, lo cual nos supone hacer cerca de un
kilómetro más de recorrido pero a cambio de ahorrarnos el tramo de sendero de un
kilómetro de longitud que a la ida nos destrozó las piernas al ser en fuerte
pendiente de subida y ahora con la bajada más de lo mismo o incluso peor. Más
adelante, cuando llegamos al punto en que se cruza la carretera con el sendero,
faltando 1,4 kilómetros para llegar a Los Pedregales, decidimos tomarlo de nuevo
para evitar el ruido de la muchedumbre que pulula por los fogones de la zona
recreativa cercana a la carretera. Después de un día de lo más sereno
compenetrados con la naturaleza, no apetece nada aguantar semejante alboroto.
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Cabra pastando.
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Ya de vuelta, vemos un enorme rebaño de cabras.
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Vista de El Palmar
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Magnífica vista del valle, y el Teide que sigue con la nube.
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Y por fin llegamos al punto de partida en Los Pedregales, muy cansados pero
muy satisfechos. Desde aquí hasta la casa, son diez minutos escasos andando. Nos
tomamos un reposo más que merecido y sobre las seis de la tarde partimos hacia
Garachico, a unos 14 kilómetros de El Palmar. La idea es asistir a la
Procesión Magna del Viernes Santo que comienza a las ocho de la tarde.
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Al
llegar, nos cuesta bastante aparcar, pues al ser día de fiesta y con las
procesiones, el pueblo está a tope de gente.
Aún no teniendo punto de
comparación con las procesiones a las que he podido asistir en distintos puntos
de la España peninsular o incluso en La Laguna, sí que tiene un encanto que se
acrecienta mucho más cuando anochece, y que viene dado por el hechizo que esta
villa transmite.
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Nada más bajar del coche ya vemos a mucha gente, especialmente
del sexo masculino, ataviados con camisa blanca y traje y corbata de color
negro, o sea, de
riguroso luto, acorde con la solemnidad del
día. Nos dirigimos hacia la iglesia de Santa Ana, de donde se supone saldrá la procesión y
hacemos un poco de tiempo sentados en un banco por los alrededores del quiosco (imagen de la
izquierda).
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Preguntamos a un grupo de procesionistas sobre el recorrido de los distintos
pasos y
nos informan que primero será el traslado del Cristo Yacente desde el
oratorio de La Soledad hasta la parroquia de Santa Ana y que algo más tarde será
la Procesión Magna. Con muy buen tino, mi esposa, Eva, propone sentarnos
en la escalinata de la iglesia de San Francisco, al lado del ayuntamiento, desde
donde disfrutamos de una visión perfecta de todo el acontecimiento.
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Garachico, iglesia de San Francisco.
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Paso del traslado del Cristo Yacente por delante del hotel la
Quinta Roja en la
glorieta de San Francisco.
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Otra vista de la comitiva del
traslado del Cristo Yacente.
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Uno de los bellos pasos de la Procesión Magna.
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Poco antes de las ocho, todavía con luz natural, aparece por nuestra
derecha la comitiva del
emotivo traslado del Cristo Yacente en completo silencio; ese ataúd,
sin duda que impone muchísimo respeto. Solo son dos pasos: el Cristo en su
féretro, y la
Virgen en segundo lugar, que con mucha parsimonia son conducidos hasta la
cercana parroquia de Santa Ana.
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Ya de noche cerrada, comienza la Procesión Magna, con un total de
veintiún pasos, algunos de ellos realmente curiosos y nunca vistos. No son
demasiado grandes y casi todos van sobre ruedas, o sea, nada de anderos ni
costaleros. Acompañan la procesión dos bandas de música; la primera más bien
floja, pues de vez en cuando uno de los trompetas desafina que da gusto.
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La otra, que parece la municipal, suena a música celestial y de hecho
tengo una de las melodías metida en la cabeza mientras escribo estas líneas,
lo mismo que el traqueteo de las ruedas de los pasos al salir de la iglesia.
Una vez acabada la procesión, sobre las diez y media de la noche regresamos
a El Palmar, con ganas de cenar y de disfrutar una vez más de una relajante
sesión de chimenea.
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Hoy el día amanece algo nublado -después se despejará- y me viene a la cabeza el fuerte sol que
tuvimos que aguantar durante la caminata de ayer y que nos ha causado algunas
quemaduras, aunque nada grave. A pesar de que las agujetas, producto del gran
esfuerzo físico, comienzan a aparecer, seguimos con la idea de hacer otra
caminata. Hace un par de años compré un librito llamado Caminos de Tenerife,
escrito por Manuel Mora Morales, donde entre otras rutas viene la del Monte
del Agua entre Erjos y El Palmar. El problema es que la ruta completa, de 18
kilómetros, no es circular, con lo cual te ves obligado a tener otro coche u
otro medio de transporte para volver al punto de origen, pero sí que da una
alternativa para acortarla y volver de nuevo a Erjos. Antes de tomar la
carretera en dirección Masca, hacemos una parada en el
supermercado
Las Cuevas donde compramos pan, algunas conservas y unos deliciosos
pastelillos de cabello de ángel hechos en Los Silos. Jesús, el dueño, una
persona de lo más amable, nos aconseja hacer la ruta desde El Palmar, de donde
sale una pista a la altura de Las Lagunetas y después volver al mismo punto de
salida, pero yo tenía en mente lo que había leído en el librito sobre las
charcas de Erjos y por nada del mundo quería perdérmelas.
Una vez más, comprobamos lo peligroso que es el tramo de carretera
comprendido entre Masca y
Santiago del Teide, no tanto por el trazado más que
sinuoso o por la estrechez, sino por la cantidad de coches de turistas
despistados y asustados (por no decir algo más fuerte) que te vas a encontrar,
así como algún que otro enorme autocar. Creo que se debería hacer algo al
respecto, sobre todo en lo que concierne a los autocares.
Siguiendo el consejo de la guía, dejamos el coche en el aparcamiento del restaurante
Casa Fleytas que se encuentra en Puerto de Erjos, en el cruce de la
carretera Santiago del Teide - Erjos (TF-82) con la de San José de los Llanos (TF-373).
Ampliando el mapa puedes apreciar perfectamente la situación.
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Panorámica de las charcas de Erjos.
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Una de las charcas.
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Otro encuadre de la misma
charca. Obsérvense las aves al fondo de la imagen.
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La misma charca. Qué bonito el reflejo en el agua.
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Para llegar a las charcas, hay que caminar un pequeño tramo de carretera de unos
50 o 100 metros, en dirección norte hacia Erjos y El Tanque. A mano izquierda
verás una pista de tierra, tómala y en unos 15 minutos llegarás a la zona de las
charcas. Quizás para el viajero que venga del continente, acostumbrado a ver
lagos, lagunas, ríos y todo tipo de acuíferos, la visión de estas charcas no le
diga nada o muy poco, pero para los que hemos nacido en las islas, a pesar de
haber viajado por buena parte del mundo, como es mi caso, el agua dulce, bien
corriendo por arroyuelos o atarjeas o en pequeñas lagunas como éstas, nos sigue
produciendo una admiración indescriptible. De hecho, nunca olvidaré, con mis 9
años recién cumplidos, cuando fui a vivir a Madrid, la primera vez que tuve la
ocasión de ver un río como el Tajo a su paso por Aranjuez.
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Otra charca.
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Bonitas huertas en los alrededores de las charcas.
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¡Ojo con las abejas!
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¡Qué vergel!
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Estas charcas o lagunas se formaron hace unos años a raíz de haberse extraído
tierra de la zona, recogiendo en las concavidades las lluvias del invierno y de
la primavera. El hecho de que la tierra sea arcillosa favorece que dicha agua
quede estancada. Lo más curioso (desconozco como estarán en pleno verano) es que
el agua aparenta estar bastante limpia, sin malos olores y sin mosquitos, como
si tuvieran algún otro tipo de alimentación aparte de la lluvia. La flora que se
puede ver no es canaria, sino andaluza, concretamente del
Parque Nacional de Doñana, en Huelva, y ha sido transportada hasta aquí por
aves migratorias que han formado una nutrida colonia. De hecho, nada más
comienzas a bajar por la pista de tierra, los ruidos y cánticos de todo tipo de
aves te transportan a una especie de mundo perdido.
Aparte de todo tipo de aves canoras, con un poco de paciencia podrás ver
patos porrones moñudos (Aythya fuligula, pato
buceador de 40 centímetros, sale del agua chapoteando, de color casi negro con una franja
blanca en las alas, moña, ojos amarillos),
patos cuchara (Anas clypeata, de 50 cm., es un
pato nadador con pico en forma de espátula) y
pollas de agua (Gallinula chloropus chloropus, de unos 33 cm.,
tiene sobre el pico un escudete frontal rojo vivo con la punta amarilla, cuerpo
casi negro y nadando se le ve una franja negra a través del costado).
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Observa la belleza de las flores.
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Y ésta tampoco se queda atrás.
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En ésta vimos unos cuantos
patos porrones moñudos volando a ras del agua.
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El mismo vergel pero con otra luz.
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El caso es que tanto nos gustaron las charcas, que nos quedamos anonadados
durante más de una hora, yendo de una a otra, sacando fotos, video, observando y
escuchando las aves, en fin que la cosa da para mucho y al final como tampoco
veíamos demasiado claro el camino a seguir hacia el Monte del Agua, decidimos
dejarlo para otra ocasión y quedarnos un rato más disfrutando de esta maravilla.
El camino de vuelta lo hacemos por Erjos y El Tanque en dirección a Garachico. Hacía
muchísimos años que no iba por esta carretera, incluso he llegado a pensar que
era la primera vez pues no recordaba absolutamente nada de nada. El camino es de
los más atractivo, especialmente el último tramo entre
El Tanque
y Garachico, con unas vistas espectaculares de toda la costa: volcán, peñón,
etc., tal como puedes ver en las fotos. Según he visto en la Web amiga
Secret Tenerife, una vez pasado El Tanque Alto y antes de llegar al
desvío para Garachico, se encuentra el
Restaurante Monteverde
(ver anexo al final de página) donde
parece ser que ponen un riquísimo
puchero;
espero probarlo algún día.
También quería comentar que al principio de la tortuosa carretera que baja hacia
Garachico, se encuentra el Hotel Casa Mara. El edificio deja mucho que desear, pero las vistas desde ese
auténtico nido de águilas, deben ser espectaculares. Desde el pueblo de Garachico, se puede apreciar perfectamente, en lo alto del acantilado, a 300
metros de altura.
Llegamos a El Palmar sobre la una y media de la tarde y la primera intención es dirigirnos a comer al
Restaurante "El Coyuco" (imagen a la derecha; en la sección
Restaurantes Preferidos de este sitio Web puedes ver una amplia reseña),
pero cuando pasamos por allí no vemos ni un solo coche y nos da que pensar, así
que seguimos de largo y le echamos un vistazo al
Mesón del Norte, en el barrio
de Las Portelas, pero tampoco nos convence, aunque después de un
intercambio de opiniones con Pamela Heywood, de
Secret Tenerife,
creo que tendré que reconsiderarlo para la próxima vez. Decidimos dar media vuelta, volver
al pueblo, dejar el coche en la casa e ir andando a uno de los restaurantes de
los alrededores. El restaurante El Palmar, el de los famosos pollos asados, está
a tope de gente y además dos días antes cuando paseábamos por allí, unos de los
camareros que estaba asomado a la puerta, nos dijo una estupidez que no me sentó
demasiado bien, así que probamos suerte en el que está al lado, El Baracán.
Le pregunto por la carta de precios y me dicen que no la tienen actualizada,
vamos que según la cara que te vean te cobran lo que les parece, así que optamos
definitivamente por volver de nuevo a El Coyuco, donde comemos a las mil
maravillas. Insisto en que no dejes de leer la
reseña en otra sección de esta Web.
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Vista de las cumbres de Baracán desde el patio.
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Ventana y chimenea de la cocina.
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Puerta acristalada del
dormitorio soble y nisperero.
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Vista general del patio, con hamacas, mesa, nisperero y cuarto trastero al
fondo
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Después de un corto paseo caminando, volvemos a la casa, donde pasamos
apaciblemente el resto del día, primero descansando en esas hamacas que ves en
el patio y más tarde disfrutando de la casa, leyendo, sacando todas estas fotos
que ves por aquí, video, etc. Aunque no las llegamos a usar, en el cuarto
trastero que está al fondo del patio, tienes una barbacoa y la lavadora, y por
fuera, para refrescarte en verano, una ducha. La mesa que puedes ver en las
fotos es perfecta para desayunar.
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Otra vista del patio. A l izquierda la puerta del dormitorio y a la derecha
la ventana de la cocina.
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Puerta de acceso desde el patio al interior.
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Otra vista del patio.
Obsérvese el banco debajo de la ventana de la cocina.
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A la derecha ventana lateral
de la cocina.
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Todo el patio, al igual que el interior de la casa, está lleno de
curiosidades. Por haber, hasta hay un cucharón de cocina colgado del nisperero.
Como puedes ver en una de las fotos debajo de estas líneas, para mi gusto,
quizás lo más bonito sea ese eje de carretilla, completamente oxidado, con
acompañamiento de geranios.
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Detalle del tejado con verodes, chimenea del salón y puerta de acceso al
interior.
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Una de los artísticas
antiguallas acompañada de unos bonitos geranios.
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Otro detalle mas de la
chimenea de la cocina.
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Vista de las cumbres de Baracán, nisperero y muro de la casa del Herrero.
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La noche cae y el hambre aprieta, así que nos zampamos para cenar todas las
sobras de las exquisiteces que hemos traído y nos deleitamos con una última
sesión de chimenea.
Domingo, última mañana en El Palmar. Después del acostumbrado desayuno en el patio de la casa nos dirigimos hacia el mercadillo del agricultor del cual ya hemos comentado algo
en la primera jornada. Está muy cerca de la casa y puedes ir andando perfectamente.
Fue
inaugurado en septiembre de 2001. Solo abren los domingos, a partir de las 10 de la mañana. Es más bien pequeño,
no más de veinte puestos, de los que solamente suelen estar funcionando la mitad
o incluso menos. Principalmente hay puestos de miel, verdura y fruta, de queso y
requesón de Teno Alto, y de todo tipo de panes y bollos. La otra vez que
estuvimos en octubre también vendían muy buen vino en alguno de los puestos pero
esta vez no es el caso. Aprovechamos para comprar pan de ajo y de chorizo así como
queso fresco de cabra (a poco más de 8€ el kilo) y requesón, también de cabra (a
6,50€ el kilo). El ahumado es algo más caro, a 11,50€ el kilo si mal no
recuerdo.
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Mercadillo del agricultor en el barrio de Los Pedregales.
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Bonito ejemplo de
arquitectura rural enfrente del mercadillo y en la misma calle que la Casa
del Molino.
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Alrededores del mercadillo.
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Alrededores del mecadillo. Era donde se celebra el Día de la Trilla.
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Sin duda que el mercadillo le da mucha vida al pueblo, a pesar de solo abrir
los domingos; quizás no estaría mal que también lo hicieran los sábados. En la
noticia del diario
El Día
en la que habla de su inauguración en septiembre de 2001, se citan unas palabra
del alcalde que transcribo a continuación: Se hace necesaria la construcción
en los próximos meses de un complejo agroalimentario que albergue una bodega,
quesería, restaurante y dependencias para la venta de productos artesanales.
Igual lo desconozco pero que yo sepa nada de eso existe y han pasado casi seis
años. En fin, una lástima, esperemos que algún día se haga realidad.
Después de las compras, volvemos a la Casa del Molino, hacemos la maleta,
dejamos todo recogido y emprendemos vuelta a casa por el norte. Al igual que la
otra vez en octubre del pasado año, nos encontramos de nuevo con el alegre y
cariñoso recibimiento de nuestro hijo Paulino y del viejo Dexter,
y lo más importante: una vez más, casi todo está en orden.
<<< F I N >>>
El sábado 24 de julio de 2010, ya convertidos en unos senderistas de cierto
nivel, y después de una caminata por las charcas de Erjos, cumbre de Bolico y
Monte del Agua, hemos ido a comer al famoso Restaurante Monteverde y el
resultado ha sido algo decepcionante, al menos en lo que al puchero se refiere,
demasiado "light" y dirigido, mas bien, al turista. Lo que sí es de destacar el
buen servicio y el precio, realmente barato: pan 0,50; garbanzas 3,61; escaldón
2,10; puchero 5,41; arroz "cuartelero" 4,21; filete de cherne 6,01; chocos 5,00;
bistec de ternera 8,00 y de cerdo 5,41; carne fiesta 4,50; refrescos y cervezas
a 1,10; botella de agua de 2 lit. 1,00; vino del país 1 litro 6,00; café 0,70,
postres entre 1,50 y 2,20.
Copyright © 2007-2010, Paulino Alonso Panero. Reservados todos los derechos.
Última revisión:
25-07-2010.
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